sábado, 15 de septiembre de 2007

Animales parlantes


Es casi una constante en la últimas películas de animación, que sus personajes no sean humanos, sino animales parlantes (excepción hecha de Los Increíbles). Es curioso comprobar cómo las últimas grandes producciones animadas que buscaron cierto relaismo en sus personajes, no obtuvieron los beneficios esperados. Hablo de películas tales como El Príncipe de Egipto, Anastasia o Pocahontas, por citar solo tres.

Lo cierto es que cuando pretendemos representar un mundo demasiado cercano a la realidad o, por otro lado, demasiado alejado de ella, cierto sector del público se resiente: o bien el público infantil pierde su interés ante una ambientación demasiado adulta, o bien el público adulto es reacio a pagar la cantidad nada despreciable de una entrada de cine para ver una película que, aunque sus hijos disfruten, ellos probablemente se duerman.



Y resulta que la fórmula mágica, ya empleada por Disney, es la de los animales parlantes, capaces de atraer al público infantil y, a su vez, representar metáforas claras de nuestra vida real, más orientadas al público adulto. No hay más que repasar los últimos grandes éxitos de taquilla: Shrek, Ice Age, Buscando a Nemo, Ratatuille, ...















¿Cuál es el personaje de nuestro próximo trabajo? ¿Es tal vez un animal ...parlante?

1 comentario:

Sergi Camara dijo...

La megalítica figura –por así decirlo – del imperio Disney monopolizando el mundo de la animación durante 8 décadas a causado de todo: grandes logros y terribles estragos.

Entre los logros está el hecho de que el dibujo animado alcanzase, en su día, una cuota de aceptación brutal y que padres acompañando a sus hijos llenasen los cines y gozasen también de películas de animación.

Entre los estragos figura el monopolio que causó que la animación difícilmente se asociase a otra estética y a otros contenidos que no fuesen Disney. Casi... llegando a dar la sensación de que si alguien hace algo que no mantenga su estela, su áurea, o su estilo... se va a encontrar con una fortuna invertida en un film, y con un cine vacío de público. Sólo hay que preguntar o ver a dónde han llegado los que así lo intentaron... salvo contadas excepciones.

Me uno a tu post. Personalmente no me molesta, que en un momento dado, un animalejo me suelte un discurso en una película de animación, (me cansa, pero no me molesta especialmente) pero me gustaría también que películas como las que has citado y más concretamente “El príncipe de Egipto”, hubiesen tenido la misma aceptación de público y hubiesen servido para, poco a poco, ir creando un cine de animación más adulto que pudiese coexistir sin problemas con el cine de animación ya tradicional.

A tú pregunta final –para la que lamentablemente... no tengo respuesta) añadiría otra:

Qué hubiese sido del cine de animación sin Disney?
Se habría hecho cine de animación, sin duda, pero ... Habría alcanzado la animación el éxito a nivel popular que con Disney alcanzó?
Qué cine de animación... tendríamos ahora?

Sin duda... son preguntas sin respuesta.

Saludos... aunque me manifieste poco te sigo leyendo y... me gusta tu blog ;-)

Sergi